12.27.2009

Número 7, Calle Melancolía

Y como dijo el maestro:

Lo atroz de la pasión es cuando pasa,

cuando al punto final de los finales,

no le siguen dos puntos suspensivos.






Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido, que viene de la noche y va a ninguna parte. Así mis pies descienden la cuesta del olvido, fatigados de tanto andar sin encontrarte.

Luego, de vuelta a casa enciendo un cigarrillo, ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama, me enfado con las sombras que pueblan los pasillos y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.

Trepo por tu recuerdo como una enredadera que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy esa absurda epidemia que sufren las aceras, si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.

Vivo en el número siete, calle Melancolía.

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